Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
De la Ortografía de la lengua española (Real Academia Española, Espasa, Madrid, 1999) se ha venido criticando insistentemente que en algunos pasajes ofrezca, en lugar de reglas claras, soluciones potestativas que resultan incómodas para los hablantes que desean escribir correctamente. Transcribo en seguida, como ejemplo contundente, un largo texto referente a la acentuación gráfica de los monosílabos:

 

Los monosílabos, es decir, las palabras que tienen una sílaba, por regla general no llevan tilde. A efectos ortográficos, son monosílabos las palabras en las que, por aplicación de las reglas expuestas en los párrafos anteriores, se considera que no existe hiato —aunque la pronunciación así parezca indicarlo—, sino diptongo o triptongo. Ejemplos: fie (pretérito perfecto simple del verbo fiar), hui (pretérito perfecto simple del verbo huir), riais (presente de subjuntivo del verbo reír), guion, Sion, etc. En este caso es admisible el acento gráfico, impuesto por las reglas de ortografía anteriores a éstas, si quien escribe percibe nítidamente el hiato y, en consecuencia, considera bisílabas palabras como las mencionadas: fié, huí, riáis, guión, Sión, etc. (p. 46).

 

Esto quería decir que si un hablante pronunciaba la palabra guion como monosílaba —como hacemos los mexicanos, por ejemplo— podría no acentuarla, pero si la pronunciaba como bisílaba (gui-on) —como hacen los españoles—, entonces podría tildarla (guión). En el Diccionario académico de 1984, 21ª edición, la palabra guión sólo aparecía acentuada. La publicación (en 1999) del párrafo citado de la Ortografía obligó, en la 22ª edición del Diccionario (2001), a encabezar ese artículo con la doble escritura (guion o guión).

     Desde hace tiempo el Departamento del español al día (de la Real Academia) y las academias americanas vienen trabajando en un nuevo tratado de ortografía que, por una parte, trate a profundidad todos los asuntos relacionados y, por otra, elimine en lo posible los pasajes que resultaran en alguna forma ambiguos o poco claros. Por lo que respecta al punto particular que trato en esta nota (¿guion o guión?), recientemente se aprobó, por parte de una comisión especial, es decir todavía no por el pleno de las academias, una modificación a la regla anterior, consistente sobre todo en una importante definición de un nuevo concepto: diptongo ortográfico. Aunque se trata de un asunto técnico de cierta complejidad, me permito transcribir estas importantes precisiones:

 

Los diptongos son secuencias de dos vocales que forman parte de una misma sílaba. Con independencia de cómo se articulen realmente en cada caso, se consideran siempre diptongos a efectos ortográficos las siguientes combinaciones vocálicas:

 

a) Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de vocal cerrada átona (/i/, /u/): estabais, hacia, diario, afeitar, viento, pie, doy, guion, aunar, acuario, actuado, reunir, sueño, estadounidense, antiguo.

b) Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/): ciudad, diurno, viuda, cuidar, ruido, huir, muy.

 

De acuerdo con esta clasificación, palabras como lie [lié], guion [guión], truhan [truán], hui [huí] o liais [liáis] resultan ser monosílabas a efectos de acentuación gráfica y por ello deben escribirse obligatoriamente sin tilde.

     Como se ve, esta nueva regla elimina la ambigüedad de la anterior. No se me escapa, claro está, su carácter en alguna medida “revolucionario”, sobre todo por cuanto contradice el hábito de los hablantes cultos de acentuar siempre estos monosílabos (lié, guión, truhán, huí, liáis…), únicas grafías consideradas válidas hasta 1999, que no reflejaban adecuadamente la pronunciación de muchos de esos hablantes. Sin embargo las academias consideran que la tradición no es un argumento suficiente para descartar reformas en el sistema acentual, porque no es éste un sistema heredado, sino un sistema creado a posteriori con el único fin de indicar, inequívocamente, cuál es la sílaba tónica. Por ello es el sistema acentual casi el único ámbito en el que se han ido introduciendo pequeñas reformas, para lograr un sistema de reglas que sea lo más claro y coherente posible.

     Habrá otras modificaciones a las reglas de acentuación que resultarán igualmente polémicas. Creo sin embargo que vale la pena que todos —los escritores, los maestros, los editores, los periodistas, los impresores… y todos y cada uno de los hispanohablantes—, que todos, digo, hagamos un esfuerzo por acatar estas nuevas normas, pues lo que con ellas se pretende es que, en breve plazo, contemos con un sistema de acentuación no sólo más coherente sino, también, más sencillo. Téngase en cuenta la obviedad de que todas las nuevas reglas no pretenden complicar la ortografía sino exactamente lo contrario: simplificarla.


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