Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
EL LENGUAJE cotidiano está lleno de eufemismos, de enunciados que pretenden suavizar, decorosamente, conceptos que, expresados recta y francamente, pueden resultar malsonantes o duros. A nadie, por ejemplo, se le ocurre decir que su esposa parió un varón la semana pasada. Se prefiere hacer uso de curiosos circunloquios tales como "dio a luz", "tuvo un bebé" o bien el ridículo "se alivió", impropia y frecuente expresión que hace pensar en la falsa equivalencia embarazo-enfermedad.
        No pocas veces los eufemismos, quizá precisamente porque siempre tienen algo o mucho de hipócritas, bien analizados, vienen a ser sustituciones muy poco felices. En el español mexicano actual, particularmente en cierto tipo de registro propio de la clase media, se tiende a omitir los adjetivos pobre, necesitado, menesteroso (o el vulgar pero elocuente jodido) y emplear en su lugar la voz humilde: "es gente muy humilde, tenemos que ayudarla". El carácter eufemístico de la expresión podría quizá comprobarse en el hecho de que los pobres no suelen designarse a sí mismos como humildes. No acostumbran decir: "en mi casa trabajamos todos porque somos muy humildes".
        Ciertamente el DRAE sigue registrando en la entrada humilde la acepción de 'el que carece de nobleza'. Y por nobleza debemos entender aquí la calidad de preclaro e ilustre, el que usa algún título del reino. En este sentido obviamente todos los mexicanos somos humildes, muy humildes. Ahora bien, si se atiende al sentido prístino de la voz, a su primera acepción, humilde será aquel que es consciente de su bajeza y miseria y que obra de conformidad con tal conciencia. Entiéndase que aquí bajeza y miseria no se refieren precisamente a falta de recursos económicos ni a falta de nobleza (en el sentido visto arriba), sino simplemente a la débil condición de todo ser humano (ante Dios). Así vista, la humildad es una virtud cristiana que practican los santos.
        Me da la impresión de que cuando se dice "gente humilde" queriendo decir 'gente sin recursos económicos', de manera inconsciente se trata de establecer una clase social, la de los humildes, que fatal e inevitablemente debe existir y en cuya situación de pobreza los no humildes no tienen nada que ver, no tienen culpa alguna, aunque reconocen la conveniencia de que se les ayude con alguna limosna. Por su parte, el humilde debe conformarse con esta situación; más aún, debe ser feliz en su condición de necesitado y menesteroso para ser efectivamente humilde.
        Reconozco que mi análisis puede ser fantasioso y exagerado. No debe sin embargo negarse que, en ocasiones, los eufemismos pueden no ser tan inofensivos como parecen.

Comparte este artículo

La publicación de este sitio electrónico es posible gracias al apoyo de:

Donceles #66,
Centro Histórico,
alcaldía Cuauhtémoc,
Ciudad de México,
06010.

(+52)55 5208 2526
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 

® 2024 Academia Mexicana de la Lengua