Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
LA VIGÉSIMA PRIMERA ENTREGA del DRAE (1992) no incluye el vocablo gambusino; sin embargo está considerado y definido, por ejemplo, en la Enciclopedia Espasa. En opinión de varios lexicólogos —Marcos Morínigo, Augusto Malaret, entre otros— puede tratarse de un mexicanismo. En efecto, quien define primero la voz es don Joaquín García Icazbalceta en su importante Vocabulario de mexicanismos de 1899: 'minero práctico que se ocupa en buscar yacimientos minerales. Aplícase especialmente a los que van en busca de oro a los placeres'. Con este preciso sentido —o, como extensión del anterior, con el de 'aventurero, buscador de fortuna'— el vocablo goza aún de vitalidad, sobre todo en la lengua escrita: "Antes de salir a la Alameda admirábamos los vitrales de la parte superior —la cascada de Necaxa, el volcán de Colima, las colinas hermanas del Tepozteco— y hacíamos con la memoria algún recorrido histórico, quizá íbamos del Coloso de Rodas al Faro de Alejandría o de las catedrales góticas de los alquimistas medievales a los gambusinos perdidos en minas de Indochina" (de México: Arturo Azuela, La casa de las mil vírgenes, 1983); "y por eso medraron los gambusinos, mineros buscadores y transformadores, fervientes aventureros, discípulos de la Naturaleza en directo, vivida y observada en directo caminando breñas, selvas y desiertos" (de España: Felipe Calvo, Los metales del descubrimiento, 1991); "Manuelita nada más había tenido un hijo que no pasó de engendro y que guardaba celosamente en un frasquito, ella vivía sola y por su cuenta, ya que Luis Maldonado, andando de gambusino en Real de Catorce, murió en un derrumbe de minas" (nuevamente de México: Eladia González, Quién como Dios, 1999).
        Aunque la voz queda consignada en varios diccionarios y enciclopedias, en casi ninguno se arriesga una explicación etimológica. Ello sucede empero en el Diccionario de americanismos (1942) de Francisco J. Santamaría:
“parece que su origen fue el de una de tantas castellanizaciones arrevesadas del inglés en el norte de Méjico. En la Baja California dicen también cambusino, lo que sugiere la presencia de dos vocablos del inglés, can (poder) y buy por to busy (ocupar), pronunciado bisi o busi a lo vulgar, entre gentes indoctas. Cambusino pudo haberse dicho de los primeros buscadores de oro norteamericanos en la región fronteriza de Méjico, individuos que podían ser ocupados como trabajadores o exploradores en la minería y que después fueron aventureros..."

        Tiempo después, en su más conocido Diccionario de mejicanismos (1959), añade algunas otras explicaciones: "... y puedo creer también que esto es lo que más se acerca al sentido trashumante del vocablo. Un gamblebusiness ha de ser un individuo que juega a los negocios, que lo aventura todo en un negocio [...] y se pronuncia gambusines, o gambusine, o gambusino, que es la forma castellanizada presente de la palabra". Marcos E. Becerra (Rectificaciones i adiciones al Diccionario de la Real Academia Española, 1933), entre interrogaciones, repite la explicación etimológica de Santamaría (1942).
        No deja de ser atractiva la etimología gambusino <<> gamblebusiness, a pesar de las dificultades para explicar, por una parte, las mutaciones fonéticas y, por otra, la efectiva vitalidad, entre hablantes incultos, del vocablo inglés gamblebusiness. Por mi parte creo que, aunque muy riesgosa, puede también aventurarse otra etimología. En el español peninsular europeo de hace pocos años —y tal vez todavía en el actual— existía la palabra, consignada por el DRAE, gamusino que, en su vigésima primera entrega de 1992, queda definida en los siguientes términos: "animal imaginario, cuyo nombre se usa para dar bromas a los cazadores noveles". Cazar o pescar gamusinos puede ser entonces algo así como 'ir tras lo imposible', 'perder el tiempo'. El parecido fonológico de las voces gamusino y gambusino es evidente: la adición de una bilabial b tras la también bilabial m es relativamente frecuente en hablas populares (lamber [antiguo] por lamer, sea por caso). Tampoco parece demasiado osado ver cierta semejanza semántica entre pescar o cazar gamusinos ('ir tras animales inexistentes, ir tras lo imposible') y la labor del gambusino, que, como bien sabemos, persigue siempre la quimera del oro. Recuérdese que quimera no es otra cosa que un 'monstruo imaginario que, según la fábula, vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón' (primera acepción del DRAE); o bien 'lo que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo' (segunda acepción). Como apoyo para esta sugerencia (gamusino > gambusino) puede verse el hecho de que Malaret, gran conocedor del léxico americano, consigna, como usual en Cuba, la expresión pescar gambusinos (con b): 'estar ocupado en algo inútil que no produce nada'. En resumen: quien se dedica a cazar o pescar gamusinos puede llamarse él también, por extensión, gamusino. Ir tras el oro es ir tras una quimera, tras un gamusino, un buscador de oro es un gamusino; designado muy pronto, en América, gambusino.

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