Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
EXISTEN EN ESPAÑOL no menos de 300 verbos terminados en -iar, muchos de los cuales resultan de dudosa pronunciación en algunas de sus flexiones. El problema aparece en aquellas formas de la conjugación cuya desinencia comienza por vocal átona: primera, segunda y tercera personas del singular y tercera del plural de los presentes de indicativo y subjuntivo así como en la segunda del singular del imperativo.
        En estos casos, el hablante puede ignorar si la vocal final de la raíz del verbo (i) forma diptongo con la inicial de la desinencia (financio) o si por lo contrario debe llevar acento prosódico y ortográfico (financío). Teóricamente existen las dos posibilidades, pues lo que exige el paradigma es simplemente que esas nueve formas verbales sean graves o llanas, lo que se cumple tanto con una cuanto con otra pronunciación, pues en ambas la sílaba con acento prosódico ocupa la penúltima posición de la palabra.
        Para normar criterio, habría que recordar, como muestra la gramática histórica, que el latín vulgar convirtió en diptongos la mayoría de los hiatos del latín clásico. Menéndez Pidal señala que muy pocas veces se conservaba el hiato (leone>león) y que predominaba la tendencia a destruirlo agrupando las dos vocales en una sílaba. Puede afirmarse que la lengua española moderna sigue también esa vieja inclinación hacia el diptongo, lo que quizá quede en parte demostrado en el alto número de verbos en -iar que se pronuncian con diptongo (alivio, acaricio, denuncio, envidio, principio, injurio, etc., etc.), frente a la reducida lista de los que acentúan la i (como crío, fío, espío, fotografío, etc.), muchos de ellos derivados de sustantivos en -ío, -ía (envío, desvío, procedentes de vía, espío de espía, hastiar de hastío, etcétera).
        Existen ciertamente algunos pocos verbos que la gramática reconoce como vacilantes pero que, a mi juicio, el uso los ha llevado ya a una, ya a otra forma: afilio, auxilio, reconcilio son mucho más frecuentes que afilío, auxilío y reconcilío. Ansío, expatrío, glorío, vacío se usan mucho más que ansio, expatrio, glorio y vacio.
        En México no es infrecuente el error de acentuar la i de verbos que tienen diptongo. Parece por ende recomendable decir distancio, evidencio, reverencio, financio, diferencio, etc., sin hiato.

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