Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
VARIAS VECES HE MENCIONADO la necesidad de que el DRAE reconozca la existencia del dialecto de la lengua española que se habla en España, y que debería sumarse a todos los demás que, juntos, constituyen precisamente ese diasistema llamado lengua española. La dialectología moderna nos enseña que todos hablamos alguno de los dialectos, alguna de las variedades de la lengua, y que ninguna de ellas debe identificarse con la lengua toda. Cuando el DRAE reconoce la existencia de mexicanismos, hondureñismos, argentinismos y tantos otros ismos, pero no incluye un solo españolismo, está tácitamente determinando que aquellos deben ser vistos, en cierta medida, como desviaciones léxicas de la lengua española, representada por el español peninsular. Esto, científicamente, es inaceptable.
        Es evidente que en España, igual que en cualquier otra parte de los enormes territorios hispanohablantes, hay vocablos y construcciones sintácticas peculiares. Ello no significa que sean correctas o incorrectas, calificativos que tampoco pueden merecer los términos y las frases característicos de otros países y regiones. Son simplemente normales, es decir pertenecientes a determinada norma lingüística, en ese caso la española, la de España. Así, la expresión "desayuno hasta las diez" (en lugar de "no desayuno hasta las diez") es un mexicanismo sintáctico, normal en México. Por su parte, la expresión "voy a por ella" (en lugar de "voy por ella") es un españolismo sintáctico, normal en España. Ni una ni otra son normales en toda la lengua española, sino sólo en alguno de sus dialectos.
        Por ello resulta inaceptable que en el DRAE, por ejemplo la voz jersey ('prenda de vestir de punto...'), anglicismo propio del español europeo, se considere simplemente voz general de la lengua, sin precisión geográfica alguna, y que, por lo contrario, al término suéter se le explique como un sinónimo de jersey "que se usa más en América". Hay por tanto, en ese lexicón oficial de la Academia, muchos españolismos considerados como voces generales de la lengua, aunque otros tantos simplemente no quedan ahí consignados, como el caso de esa curiosa frase adverbial, tan frecuente en la jerga periodística española: en solitario. En una revista de toros de ese país leía yo el otro día lo siguiente: "logró una gran tarde en Sevilla al matar seis toros en solitario" (él solo, como única espada). La curiosa expresión en solitario (equivalente de a solas, o él solo), muy usual en España y prácticamente desconocida en otros lares, no aparece en el DRAE.

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