Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
LLÁMASE EPÉNTESIS a la figura de dicción que consiste en la adición de un sonido en determinados vocablos (corónica por crónica, tendré por tenré). El fenómeno contrario, la aféresis, consiste en la supresión de un sonido precisamente al principio de la palabra (norabuena por enhorabuena). Según el DRAE postema viene a ser una aféresis de apostema (voz que viene del griego apóstema, 'absceso').
        Tengo la impresión de que en el español mexicano la voz postema (o apostema) es de muy poco empleo actual, aunque en el Diccionario de mejicanismos de Santamaría se anota como vulgarismo y barbarismo por pus. No la he escuchado con esa significación. Sin embargo, un sustantivo derivado de postema, el diminutivo postemilla (nunca *apostemilla), es conocido y usado en el habla popular mexicana y, sobre todo, entre personas mayores. El vocablo no viene en el DRAE. Parece tratarse, mejor que de un mexicanismo, de un americanismo, si se atiende a su consignación en diccionarios de regionalismos de Guatemala (Sandoval), Nicaragua (Valle), Honduras (Membreño), Perú (Tovar) y Argentina (Segovia). Para el español mexicano lo tiene documentado Santamaría: postemilla, 'postema que sale en la encía'. Creo que ése sigue siendo el sentido que se le da actualmente a postemilla: 'absceso que sale en la encía provocado generalmente por infección en una pieza dental'.
        Llama la atención, por una parte, el hecho de que una voz derivada (postemilla) perviva con más vitalidad que el vocablo primitivo que la originó (postema); y, por otra, el que el diminutivo se haya lexicalizado, es decir que haya adquirido un significado diferente del que tenía el vocablo base. En otras palabras, una postemilla no es, en el español americano, como podría pensarse, una postema pequeña (esto es, un absceso pequeño cualquiera), sino un absceso precisamente en la encía, es decir un tipo particular de postema. Claro que tal lexicalización de diminutivos no es nada rara en la lengua general: véase, por ejemplo, estampilla ('sello postal'), manecilla (del reloj), manzanilla ('infusión'), etc. Finalmente, no deja de ser también interesante el hecho de que el curioso vocablo se haya extendido por tan grandes territorios de América sin que, por otra parte, según parece, haya llegado al español europeo.

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