No es correcto llamar murciégalos a los murciélagos, aunque sí existe una razón histórica o etimológica que vincula ambas formas. La forma actual, murciélago, es resultado de un reordenamiento de los sonidos que forman la voz antigua murciégalo. Esta proveniente del latín murem caecum, "ratón" y "ciego", "privado de la vista", que después dio la palabra murciego; a la que se le agregó una partícula intermedia, -al-, posiblemente por influencia del árabe o del catalán, según Joan Corominas. Así, murciélago significa, atendiendo a su etimología, "ratón ciego". Según puede observarse, los sonidos /g/ y /l/ intercambiaron su posición en la palabra. Este fenómeno se conoce como metátesis y se da por lo general para facilitar la pronunciación de una secuencia de sonidos. Así, son ejemplos de metátesis en la historia del español las evoluciones de las voces periculo que dio perigulo y luego peligro.