El término lawfare es un anglicismo crudo, es decir, una voz tomada del inglés que no ha sido adaptada a las pautas del español por lo que deberá escribirse en cursivas. Al ser una voz del inglés no adoptada plenamente en nuestra lengua es un término que no se ha definido en los diccionarios generales del español.
El Collins Dictionary (disponible en: https://www.collinsdictionary.com/es/) señala que lawfare es un neologismo compuesto por law [ley] y warfare [guerra], y ofrece dos acepciones: ‘the strategic use of legal proceedings to intimidate or hinder an opponent’ [el uso estratégico de procedimientos legales para intimidar u obstaculizar a un oponente] y ‘the use of the law by a country against its enemies, esp by challenging the legality of military or foreign policy’ [el uso de la ley por parte de un país contra sus enemigos, especialmente al desafiar la legalidad de la política militar o/y la política exterior].
De acuerdo con diversas fuentes, originalmente el concepto lawfare aludía a la utilización de las leyes nacionales e internacionales como un arma o instrumento de guerra contra un país enemigo, el efecto destructivo de tal estrategia basada en un aparato jurídico, se asemejaba al de una operación de tipo militar.
El término lawfare fue evolucionando y ampliando su uso. En la actualidad, además del sentido original, se emplea para aludir al uso indebido de la ley y de diversos instrumentos jurídicos contra un adversario político.
A este tipo de persecución y ataque legal basados en la manipulación de un sistema jurídico para lograr un objetivo político se le ha denominado en español, según el contexto: guerra legal, guerra judicial, persecución judicial, instrumentalización de la Justicia y judicialización de la política. Es importante mencionar que, si bien todas estas construcciones en español son válidas, debe tomarse en cuenta el contexto para elegir cuál se adecua mejor a lo que se desea expresar pues todas ellas poseen matices de significado por que ocasiona que no sean plenamente equivalentes en nuestra lengua, como se puede observar en los siguientes ejemplos: El lawfare, entendido como la guerra judicial para satisfacer fines estratégicos en geopolítica y militar[¿], ha empezado una dura campaña en Latinoamérica en los últimos años para aniquilar a las principales figuras políticas de la denominada línea progresista [Pedro Páez Bimos, “Análisis del lawfare y la corrupción en algunos países de la región: Discusión sobre los limites políticos del Derecho Penal”, Derecho global. Estudios sobre derecho y justicia, vol. 9, núm. 26, 2024]; En una línea paralela de ataque, el lobby israelí radicado en Estados Unidos se movilizó contra lo que llamaba «guerra legal». El término se refería a «aislar a Israel mediante el lenguaje de los derechos humanos» [Norman G. Finkelstein, Gaza: Una investigación sobre su martirio, Madrid: Siglo XXI Editores, 2019]; De Prada fue señalado por el propio presidente del tribunal al afirmar que «al Partido Popular no se le ha enjuiciado por actividad delictiva alguna». […] Media España estaba estupefacta por la instrumentalización perversa de la Justicia [Bieito Rubido, Contar la verdad, Barcelona: Ediciones B, 2021]; La judicialización de la política implica, en síntesis, otorgar a las cortes una determinada labor de control sobre los otros órganos públicos o utilizarlas como arena de combate para la resolución de asuntos que antes se solventaban en el ámbito del poder legislativo o del poder ejecutivo [Marco Feoli V., “Judicialización de la política y activismo judicial: una aproximación a América Latina”, Revista Latinoamericana de Derechos Humanos, vol. 27, 2016]; Denuncian diputadas y diputados del PAN persecución judicial por parte de la CNDH por manifestarse contra la inacción de este organismo en torno a la reforma judicial [Cámara de Diputados, Denuncian diputadas y diputados del PAN persecución judicial por parte de la CNDH por manifestarse contra la inacción de este organismo en torno a la reforma judicial, 2024].