Las dos formas, Elena y Helena , son correctas. Dentro de los nombres propios que pertenecen al inventario tradicional hispánico, puede distinguirse entre aquellos que muestran una única forma asentada en español (por ejemplo, Álvaro o Inés ), para los que no se considera correcto el uso de otra grafía, y aquellos que presentan una o más variantes asentadas que se han fijado en la tradición como igualmente válidas (por ejemplo, Jenaro y Genaro , Elena y Helena ).