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19 de mayo de 1953 a su amigo de juventud Martín Luis Guzmán y qu
éste termina contestando el 13 de agosto de ese mismo año. No daré le
tura a este par de documentos. Me limito a mencionarlos para subrayar l
pertinencia de la lectura hecha por Rangel Guerra del texto del poema
para recalcar que acaso la pérdida de “aquella mansión dorada morada d
mis recuerdos” culminó para Reyes con la muerte de su padre pero que e
realidad y en rigor, según expresan tanto el juego de cartas entre Reyes
Guzmán como el texto poco conocido en el que Reyes alude “a una com
nicación que él le mandó [a don Bernardo] a La Habana, antes de su salid
a México, y a la que éste le había contestado “con cierta severidad, que l
recomendaba abstenerse de formar teorías políticas infantiles y de meters
en lo que no entendía”.
Para decirlo llanamente, el poeta había sido expulsado de la ciudad y d
la virtud política y civil desde el momento en que su padre le echaba en car
“formarse teorías políticas infantiles” y “meterse en lo que no entendía”.
probable que Alfonso Reyes haya rumiado estas palabras antes y después d
la muerte del general, ya que en cierto modo lo condenaban al destino d
poeta expulsado de la ciudad por Platón y lo mantenían a raya y a distanci
del orden de lo civil y lo político. Esta expulsión de la ciudad, Reyes se l
había ganado a pulso y parpadeo desde edad muy temprana, según const
en el testimonio de Luis G. Urbina, quien conoció a Reyes en 1901, cua
do éste tendría unos 11 o 12 años y reconoció en su chispeante mirada la d
un lector ya inspirado, crítico y sagaz. El poeta niño de 1901 llegaría a ser
arconte letrado de 1953, decidido a cuidar la verdad y el honor de la famili
desde la doble trinchera de la lírica y de la historia. ¿No cabe suponer qu
la trama trágica del 9 de febrero de 1913 fue auspiciada oblicuamente p
el propio general a sabiendas de que moriría en la fiesta de las balas “per
no por la espalda”, para citar sus últimas palabras? ¿No cabe imaginar qu
el general Bernardo Reyes quería salvar a toda costa a su hijo de la sangr
pisoteada para que fuese él, desde la poesía, el que salvara con sus letras
honor de su familia, que él había puesto trágicamente en riesgo junto co
su propia honra por lealtad a Porfirio Díaz?