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ALFONSO RANGEL GUERRA EN LA ACADEMIA
Adolfo Casta
I
Tengo el alto honor y el gusto de dar la bienvenida a esta Academia M
cana de la Lengua a don Alfonso Rangel Guerra, cuyo discurso de ing
“La pérdida de la Mansión Dorada. Notas sobre un poema olvidado de
fonso Reyes” acabamos de escuchar. Si basta una uña de la garra para ju
la calidad del león y una página para ponderar a un escritor, los asistent
este acto de ingreso podrán fácilmente estimar los motivos que suscita
su elección. Pero antes de comentar su discurso cabe preguntar: ¿quié
don Alfonso Rangel Guerra?
Nacido en 1928, don Alfonso Rangel Guerra despertó muy joven
curiosidad literaria e intelectual. Se recibió como abogado con la tesis
cosa juzgada en el proceso civil” y luego hizo estudios de posgrado en
rís, Francia, adonde iría a tomar clases de literatura francesa moderna
literatura comparada, disciplinas que desde siempre lo atrajeron. Al vo
al país y a la ciudad de Monterrey –a la que siempre ha sido fiel y de q
es biógrafo desde su libro:
Monólogo de la ciudad
(1996)–,
1
tuvo que bu
una nueva situación; empezó dando clases en la Facultad de Filosof
Letras, fue luego director de ella y pronto secretario general de la Uni
sidad de Nuevo León, puesto al que fue llamado por el escritor, perio
y entonces rector José Alvarado. Al salir éste de la rectoría por mot
de índole administrativa y política, Alfonso Rangel Guerra fue llama
ser rector de esa casa, en febrero de 1962, cuando apenas tenía 34 a
puesto que ocupó hasta el 4 de octubre de 1964. Desde ahí compren
lección del ex rector Raúl Rangel Frías acerca del ser de la Universidad
la necesidad de comprender que ésta “debía ser mucho más que una
1
Alfonso Rangel Guerra,
Monólogo de la ciudad
, Universidad Autónoma de Nuevo León,
terrey, México, 1996, 81 pp.