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RESPUESTA AL DISCURSO ANTERIOR
Diego Vala
Señor director, señor rector, señores académicos, señoras y señores:
Estas palabras, que ofrezco en nombre de mis distinguidos y queridos c
gas, son para celebrar, con júbilo justificado, la incorporación como ac
mica de número de doña Ascensión Hernández Triviño. Los integrante
la Academia Mexicana de la Lengua reiteramos, ahora en público, nue
efusiva acogida a quien ha llegado para sumar su inteligente y dilig
actividad a las tareas que aquí se realizan.
Doña Ascensión es de oriundez extremeña, como lo fueron en su m
ría los primeros habitantes europeos de nuestro continente. Española
nacimiento, mexicana por voluntad, Chonita, conforme al hipocorís
familiar y afectivo con que también la conocemos y tratamos, naci
Villanueva de la Serena. La Serena es un seductor valle que también pr
su nombre a varias ciudades más: Quintana de la Serena, Esparragosa
Serena, Monterrubio de la Serena, Higuera de la Serena, Valle de la Ser
además de las contrastantes Malpartida de la Serena y Benquerencia d
Serena. Estoy seguro de que estos amables parajes deben suscitar entr
bles evocaciones a nuestra académica.
En el mapa literario ocupa un lugar descollante otra de sus viejas vi
Zalamea de la Serena, donde Calderón de la Barca hizo célebre a un pu
y a un alcalde valerosos en una obra en la que se ha querido ver un a
mento en torno al honor, pero que admite una lectura más moderna.
comandante, personificando el poder castrense y la arrogancia aristocrá
en la España del siglo xvii, exhibe en una sola línea el desdén por el pue
“¡Ah, villanos con poder!”, exclama. Creo que ahí está una de las clave
cuanto a las intenciones de Calderón: poner en evidencia la caduquez
dominio feudal. En esa Extremadura vigorosa, atraída desde el siglo
por la intensidad de nuestros trópicos, está la raigambre hispana de d