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el mes de octubre cuando su pluma abandone la redacción de discurs
oficiales y vuelva a concentrarse en su persona. El 12 de octubre anota qu
ha salido a la venta la primera serie de
Mi diario
, del cual se venderán 70
ejemplares en 12 días. El día 13 da cuenta de su actividad física, que le d
plena conciencia de la comunión con una urbe idílica, escenario de l
años mozos de Santa. En esa, la Arcadia personal de Gamboa, nada parec
anunciar la inminente tormenta:
Desde Mixcoac a San Ángel por la vía de Tizapán, larga caminata a camp
traviesa, sin asomo de vértigo, a buen andar, saturado de oxígeno, en plen
goce de la vida física, a solas con Dios y con mi pensamiento, en medio a l
campos, el Ajusco, a lo lejos, acompañándome con simpatía de gigante… E
cuentros sucesivos con tres indios; uno de ellos me saluda. A entrambos bord
de la vía, aran, siembran, bombean; un cuidador de sementera, desde su rústic
mirador, silba… Como una exhalación pasa el tranvía.
Cinco semanas después de escritas las líneas anteriores estalla en Méxic
la primera revolución social del siglo xx. Tras la salida de Porfirio Día
del poder, Gamboa será uno de los intelectuales que colabora con el rég
men –inevitablemente ensombrecido– de Victoriano Huerta. Su actitud l
mereció el consecuente castigo, una vez triunfante el movimiento const
tucionalista. Lo soportó con firmeza y estoicismo, estuvo exiliado, y un
década más tarde regresó para dedicarse a la docencia y prolongar su ferv
a la lengua mediante la escritura y los trabajos de la Academia Mexican
de la cual se convirtió en director en 1923, a la muerte de don José Lópe
Portillo y Rojas.
Hoy lo recordamos, y al hacerlo en vísperas del centenario de 1910
justo realizarlo mediante la evocación de la criatura a la que él dio vida,
que la sigue teniendo gracias a los lectores, el cine, y la siempre por fortun
admiración a las hipérboles. Al entrar en el escenario narrativo, Santa est
a punto de abandonar los 19 años. Si la novela tiene lugar en 1898, Sant
nació en 1879. Cuando la duquesa Job de Manuel Gutiérrez Nájera sal
sola a la calle, armada con sus tacones y su sombrilla, Santa es una niña d