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la formación del español novohispano y la gramática del español
apoyo, a manera de traducción; en cambio, para fines de la Colonia los
indigenismos referían ya a entidades bien conocidas, perfectamente inte­
gradas a la vida cotidiana, y por ello no era necesaria explicación alguna en
español.
El segundo hecho que muestra la importancia del último siglo virreinal
en la incorporación de indigenismos es la paulatina sustitución que tiene
lugar en el xviii de vocabulario patrimonial español a favor de léxico indí­
gena. Tal es el caso de
apapachar, elote, achichincle, molcajete, tatemar
y un
largo etcétera, en lugar de –o junto a–
mimar, mazorca, ayudante, almirez
o
mortero, quemar.
Y, de hecho, algunos conceptos no tienen propiamente
una equivalencia en lengua española, como es el caso de, entre otros,
itaca-
te, comal
o
tameme.
2.
Diminutivos
. El segundo rasgo lingüístico que aporta sin duda una
identidad propia al español de México es la masiva presencia de diminuti­
vos, al punto de que el padre Garibay hablaba del “abuso” del diminutivo
en este país, y tal abuso está consignado en todas las gramáticas del español
como un mexicanismo. Cabe señalar que en México, a diferencia de Es­
paña, el diminutivo casi no se emplea para significar el menor tamaño del
referente, sino para aportar valoraciones subjetivas estimativas de distinta
índole, tales como respeto, afecto, reverencialidad, ironía, humildad, etc.
La amiga gorda será siempre la
gordita,
así pese 100 kilos; el muerto es, por
respeto, el
muertito,
y cualquier mexicano dirá por humildad
por ahí tengo
un terrenito,
aun cuando este tenga varias hectáreas. Otro rasgo del dimi­
nutivo en este país –y esto lo compartimos con Perú, Bolivia y Ecuador– es
que se disminuyen categorías gramaticales y áreas de la vida difíciles de ser
disminuidas en la realidad; tal es el caso del tiempo y el espacio:
ahorita,
lueguito, despuesito, atrasito, juntito,
y el
ahorita
se intensifica en un
ahori-
titita
para que se precise y surta efecto comunicativo,
enfrentito, ahicito;
también la modalidad se disminuye,
tantito, quedito,
e incluso los verbos:
corriendito, en llegandito.
Tales diminutivos son totalmente desconocidos
en España.
El empleo masivo de diminutivos es un caracterizador de México desde el
virreinato, y vuelve a ser el siglo xviii el momento de la Colonia con mayor
documentación de diminutivos. Para muestra, baste el siguiente fragmento