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RECORDANDO A JULIO VERNE*
Eulalio Ferrer
En este recuerdo de Julio Verne, cabe empezar por el dato, que Vicente
Quirarte confirma en su espléndido ensayo “Julio Verne entre nosotros”,
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de que entre las obras póstumas de Julio Verne figura la novela
El eterno
Adán
, centrada precisamente en Rosario, Sinaloa, y en un maremoto que
castigó sus costas. El visionario advierte el imperio futuro del automóvil y
monta a sus personajes en un poderoso Renault que los lleva a la cima más
alta de Rosario. Considerado el padre de la ciencia ficción, Julio Verne, ade­
más de su enorme capacidad para la anticipación a muchas predicciones,
demostró talento singular en sus estudios de geografía, griego, latín, canto,
economía y política. Hombre integral y del pleno dominio de las ciencias.
Sí, Julio Verne forma parte de mis lecturas de adolescencia. Una lectura
hecha memoria, junto a la de otros celebrados autores, en un tiempo pró­
digo en encantos y curiosidades, hasta convertirse, sin duda, en uno de los
más predilectos y perdurables. Pero Julio Verne no fue sólo aliento visio­
nario de la vida, germen de ella, sino adherencia de un hijo del mar, junto
al cual nací, manantial de manantiales, corrientes fecundadoras de histo­
rias… El agua, además, como la sustancia más activa del cuerpo humano y
de las tres cuartas partes de la tierra como océano. Unamuno, que fue otro
exiliado en su época de maestro mayor de la palabra, pescador de metáforas
en el mar de la filología, dejó escrito: “La mar es la sangre de nuestra tierra:
nuestra sangre y nuestro mar”.
Para Paul Valéry sería “un fresco exhala­
do del mar que devuelve el alma. ¡Oh, salado poder!” Joseph Conrad, un
marinero que cambió las tensas jarcias por la tinta de una pluma oteante,
proclamó que “el arte de gobernar barcos tal vez fuese más bello que el de
* Leído en sesión ordinaria el 23 de octubre de 2008.
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Leído por Vicente Quirarte en la mesa redonda “Julio Verne, viajero virtual de México. En el
centenario de su viaje más largo”, celebrada en la Biblioteca Nacional de México el 17 de marzo de
2005.