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josé pascual buxó
poetas y humanistas que explanaran, ya no digamos su complejísimo signi­
ficado unitario, sino todos y cada uno de sus misteriosos pasajes.
2
A los lec­
tores de su tiempo –y, por supuesto, a los de hoy, que siempre acudimos a él
agradecidos– prestó el padre Diego Calleja, el protobiógrafo de sor Juana,
un servicio impagable: resumió el cúmulo de “materias” que dan sustan­cia
a ese
Sueño
(astronomía, medicina, psicología, mitología, historias natura­
les, sagradas y profanas) y expuso en tres concentrados renglones la trama
ar­gumental y la densidad semántica de ese poema único: “Siendo de noche,
me dormí; soñé que de una vez quería comprehender todas las cosas de que
el Universo se compone; no pude, ni aun divisas por sus categorías, ni a un
solo individuo. Desengañada, amaneció y desperté”.
3
Vencidos los prejuicios antigongorinos de neoclásicos, románticos y
positivistas, la crítica moderna ha dedicado ingentes esfuerzos a echar luz
sobre aquellas cósmicas tinieblas, en particular el padre Alfonso Méndez
Plancarte, quien –siguiendo el proceder de Dámaso Alonso respecto de las
Soledades
y el
Polifemo
gongorinos– prosificó y anotó el texto de sor Juana,
resolviendo muchas de las dificultades de ese
Primero sueño:
la ardua con­
catenación de su discurso sinuoso, la diversidad de sus fuentes científicas y
filosóficas, los ecos literarios que proliferan y fructifican en esa fecundísi­
ma “silva”. Más aun, deseando ampliar y matizar el esquema narrativo de
2
El poeta canario Pedro Álvarez de Lugo Usodemar (1628-1706) puso mano en la empresa,
pero sólo alcanzó a redactar el comentario de los primeros 233 versos. Pese a ello, la “
Ilustración al
Sueño
de la décima musa mexicana…
” es un documento de primera importancia dado a conocer
por Andrés Sánchez Robayna, en
Para leer el “Primero sueño” de sor Juana Inés de la Cruz
, México,
fce, 1991.
3
Cf. Diego Calleja, S. J., “Aprobación”
a Fama y obras posthumas del Fenix de Mexico
(Madrid,
1700). Recordemos que ya el padre Navarro Vélez, en su “Censura” del
Segundo volumen de las
obras de soror Juana Inés de la Cruz
(Madrid, 1692), decía que “es tal este
Sueño
que ha menester
Ingenio bien despierto quien hubiera de descifrarle, y me parece no desproporcionado argumento
de Pluma Docta, el que con la luz de unos Comentarios se vea ilustrado, para que todos gocen los
preciosísimos tesoros de que está rico”. El poeta neogranadino Francisco Álvarez de Velasco Zorrilla
dedicó un romance “A las obras y Segundo libro de Soror Inés Juana de la Cruz y especialmente a la
silva del Sueño” –incluido en su
Carta laudatoria a la insigne Poetisa la señora Soror Inés Juana de la
Cruz
(1703)– que contiene certeros atisbos de interpretación. Cf. José Pascual Buxó,
El enamorado
de sor Juana. Francisco Álvarez de Velasco Zorrilla y su Carta laudatoria
(1698)
a sor Juana Inés de
la Cruz,
México, unam-Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Seminario de Cultura Literaria
Novohispana, 1993.